martes, 5 de noviembre de 2013

Los AMIGOS que no son de NADIE

Por María Alejandra Erazo Vega

En Memoria de César.

Cuando reía lo hacia en serio, pero cuando lloraba se deshidrataba. Cuando alguien en la vida se va, se adelanta en este viaje, es triste, pero quizá lo más triste puede ser que el tiempo señalará el olvido, al que debemos someterlo. Igualar su imagen a la nada. Respirar hondo y asumir que esa persona ya no está. Los pensamientos se aglutinan, hay un colapso y luego solo nos queda pensar que para bien o para mal mientras fue, lo disfrutamos. Quizá no haya en el mundo alguien tan genial, tan parecido, tan hermético y misterioso, solo nos quedan heredados miles de textos que quizá desde ya me comprometa publicar en este u otro espacio. Es algo inverosímil pensar lo que perdimos y lo que perdió el mundo, solo somos moléculas de un gran universo, pero a veces somos el universo para alguien. Es por eso que ver partir a alguien es tan difícil, hasta hay veces que da rabia y otras envidia.  

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