lunes, 11 de septiembre de 2017

Las damas y las armas: oposición al caos 1

Por XervanteX


Y quizá nuestra tarea solo consiste en ser espectadores de esta realidad, la vida nos pone en presencia de cambios y somos testigos de la evolución e involución que represente esto. 

Eres testigo del sacrificio de una madre para sacar adelante a sus hijos y la compensación de ello solo es el equivoco respecto a lo que hace porque puede ser que sus hijos le sean ajenos a su voluntad y por tanto le prejuzguen y hasta le lastimen, es inverosímil que el humano sea capaz de traicionar sus designios y se interponga y haga caso a los de otros.

Se lleva a cabo en cada humano una guerra interna en la que no se está conforme con lo que se logra y todo se lo visiona de un modo catastrófico y con un terrible destino.

Pero el pensamiento también se interpone con una vana obsesión por el milagro, por la intervención de algo llamado esperanza que brinda al menos el fresco alivio de que las cosas se realicen de otra manera. 

Pero la esperanza luce como una arma temporalmente averiada, la certidumbre de que de repente a un movimiento todo vuelva a ese trágico suceso en que las circunstancias son adversas y que hay que vivir con esa realidad.

Ya presenciamos mujeres gestantes que se enfrentan a la noticia de que su hijo o hija no será normal, y que puede que por su culpa o por no tener en cuenta factores genéticos, o la predisposición o por haber abusado de sustancias lícitas o ilícitas, se corre el riesgo de que la criatura en gestación no se desarrolle como se quiere y entonces tienen que vivir con ello, la sentencia es esa y la forma de asumirlo es con una resignación lastimera.  

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