El absurdo del mundo hace prever que todo es un juego.
A quien no se le ha perdido algo y lo ha encontrado en donde menos se lo espera, es no más dejarlo de necesitar para que por arte de magia aparezca, y entonces existe la certidumbre de que al mundo le vale un comino de lo que hagas, de lo que piense y del por qué te matas trabajando en tus sueños si al final o terminas casado o muerto.
Peros nos anestesia una especie de encanto del juego del sistema, hay dinero y hay cosas para comprar, hay esperanzas con tratamientos médicos que posterguen el envejecimiento, hay la posibilidad del amor, existe la posibilidad de que nuestras ideas sean aceptadas y valoradas, por tanto vemos un paraíso. Pero hay también circunstancias en que la vida se pone difícil, ya sea por un dolor, una pérdida irremediable o el conocimiento de que la vida ha girado la ruleta y el premio mayor esta vez no nos correspondió.
Es interesante observar la cualidad con que las damas se contentas, la porción estética y su porción sentimental que a todas estas el hombre está solo explotando para lograr un fin.
Es por eso que el éxtasis por no decir el orgasmo hoy en día es tan difícil de lograr para la mujer y tan fácil para el hombre obtener.
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