lunes, 4 de septiembre de 2017

Las damas y las armas: un orgasmo, un idiota 3

Por XervanteX

Un día tomo fuerza una concepción: de que la vida no era nada interesante y que la lógica servía para darse cuenta que luego de intentar reproducirse había luego que dejar el puesto libre, suicidarse.

Las armas permitían eso, desde siempre los humanos habían acudido a ellas para suicidarse, para terminar con el espectáculo triste en que a veces se torna la vida.

La desilusión era fatal, pero y si bien las damas tuvieran también ese criterio, entonces quién cuidaría de las criaturas que vienen al mundo, esa abstracción era digna.

El fundamento de toda vida debiera ser la satisfacción por encima de la felicidad, pero es que la dichosa felicidad anda disfrazada de opulencia, sino de belleza, sino de control, sino de deseo, y es muy difícil que todos tengamos lo que queremos; en una palabra un orgasmo puede parecer satisfactorio, pero en el fondo hay una culpa que es la desconfianza del uno por el otro que dice: y si se fingió.

Ahora el amor es similar a una multiplicación así lo han hecho parecer las damas, la multiplicación puede suceder en un orgasmo o dos o más, lo que trivialmente se dice es que no somos hijos de dos orgasmos simultáneos. En verdad el resultado suele ser una esperanza para el mundo ya que se cuenta será único, útil y distinto y quizá haga por el mundo algún bien, por ejemplo inventar una arma mejor. 

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