miércoles, 9 de agosto de 2017

Las damas y las armas: el quehacer de las damas 2

Por XervanteX

¡Por piedad acudo a ustedes Ninfas o sirenas para olvidar!

El paso fundamental es descubrir el por qué esas damas dedican tanto esmero y dinero a sus partes, si de todas maneras el tiempo hace lo suyo, una arruga ya es el paso de la experiencia por las arenas de el tramo existencial que cupo en suerte pasar.

El inconveniente principal es que las damas atesoran ese secreto como si en evidencia fuese diferente, usan su indumentaria de moralidad mezclado con un toque de erótica y entonces el ser más imaginativo se aferra a el criterio que lo más encerrado es lo más ansiado, por ejemplo un tesoro.

Pero como animales que venimos pareciendo ya la somera insolencia del instinto que nos llama hacia el mismo ritmo, del entrar y el salir, de hacer que los fermentos del tiempo pasen la información genética y la suerte haga el resto.

Pero ya nadie se entiende, la permisiva sensualidad se torna una gala de pornografía, las damas que muestran demasiado son incautas que buscan la debilidad, pero su causa es más vehemente es causar la envidia y el asombro de las demás, pero suelen terminar con esa duda, y que dama perdona la ignorancia ¡ninguna!. Ellas quieren saber y es esa curiosidad la que las hace peligrosas, no confiables, las damas son seres que no suelen olvidar con facilidad.

Una dama puede pasar desapercibida, imprimir rencor y trazar el camino para la venganza. Puede con facilidad incitar una guerra o determinar quien es su víctima.





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