Por XervanteX
Vivimos nuestro propio infierno, solos, encerrados en un cuerpo que no nos corresponde, donde todo es ajeno, donde pensamos y no podemos hacer lo que decimos. Nuestra alma deambula envenenada, nuestros ojos se encienden en furia pero nuestros corazones son leales. No voy a guardar un minuto de silencio, voy a callar mi boca pero no parare de escribir, vengando así la muerte de mi amigo, él murió victima de un sistema desigual, indigno, él solo quiso muy en el fondo igualar las balanzas, sonreír y que la sonrisa fuese devuelta. Hoy estoy triste, pero también esgrimo una sonrisa de esperanza, hoy estoy con ganas de partir, pero también tengo ganas de quedarme a ver que sucede, estoy dispuesto a perder todo, a ganar, a tener la mente más fría. Comenzaré en honor al Poeta que murió un homenaje literario. Se fue un indomable honoris causa, un ser que diametralmente pago con creces sus pecados haciendo lo que redime cualquier culpa: dar la vida por otro. Espero seguir su ejemplo. Pero mientras tanto enviar un mensaje a los que enarbolaron la violencia como su bandera, a los que hacen la guerra en la calle y luego se acuestan con sus mujeres a hacerles el amor en una cama y no entienden por qué hacen lo uno y lo otro; a aquellos que tienen armados sus corazones, y que ojalá supiesen leer y sentir y sepan que tarde o temprano algo de lo que escribimos tomará su forma y sera real.
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