Por MALEV
Mi abuela que allá en el cielo este, me decía cuán desesperada puede ser la vida solitaria. Con ese temor en el pecho mi tarea era encontrar un ser capaz de soportarme, fue así como comencé a estrellarme con todos los planetas que "el principito" visitó. Uno de esos seres era un ebrio, otro era un economista, otro más era un rey, pero el perfecto fue un piloto del que diré que me supo apagar la sed y me mostró el peligro de la serpiente (ya imagino a los pervertidos haciendo comparaciones). Pero la verdad es que una debe poner las cartas sobre la mesa y definir quién realmente "ama", si, el tipo era piloto porque además sabia volar y sabia portar su uniforme e insignias con tal galantería que de verdad me dio miedo que se fuera con otra. Y por "otra" hablo de las nada feas azafatas que no sé que cosa les entra a las aerolíneas pero cada vez procuran buscarlas de entre las más bellas, son predilectas las ucranianas, canadienses, francesas, rusas, bueno tardaría en nombrar sus procedencias pero en definitiva mi hombre se fue con una de aquellas, y sufrí mucho pero entonces mi abuela me asistió presentándome a un amigo y amante que nunca me defraudaría: un libro.
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