Por MALEV
En una morgue vine bien a darme cuenta lo "animales" que somos por dentro. Me había dispuesto a estudiar Enfermería y de repente me dí cuenta que no era mi fuerte eso de ver sufrir y morir a la gente. Así que me fui de bruces en cuanto el cadáver que estaba en la plataforma se rebelo ante mi, y resucité en medio de el olor del alcanfor y alcohol mentolado. El maldito cadáver no se había movido de allí y esperaba su momento para ser asesinado nuevamente por el bisturí de un Médico. Esto de la vida parece algo mágico, y ver un cuerpo sin vida me traslado a pensar que el cuerpo solo es el vehículo que mueve una fuerza más grande. Sobra decir que pase un mes fatal, recordando aquella autopsia, sin poder comer, sin poder dormir, pero con el conocimiento de que a pesar de todo debemos aprovechar el tiempo y no andar con culpas y precauciones, a veces toca como decía mi amigo Alberto Camargo amarse primero uno mismo y luego amar a los demás, y creo lo mismo es al odiar, y lo mismo con el vivir hay que contemplar que nada es para siempre y hay que disfrutar en lo posible mientras se exista.
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