Por J. Orduz
J. Ordúz dice: Aquí el invasor parece ser el humano, porque los animales bien mantienen su hábitat, lo conservan, limpian y no comprometen en ningún momento su existencia. Pese a que la historia ha sentado precedente castigando la infamia del agresor hoy se ventilan nuevas doctrinas donde el sacrificio sigue siendo hoy no a los dioses del olimpo sino en pro de la riqueza particular. La ambición es poderosa y los hombres son ciegos a el dinero y la posesión ¿Qué pasa?
Charlie dice: Alguien nos ha engañado, que atractivo tan siniestro ese del sexo que nos condiciona a reproducirnos, a hacer débiles a las mujeres y feroces a los hombres, a jugar con la célula y con la semilla, y cultivar sin ver buen viento y buena marea.
Alejandro dice: Confiamos la educación nos ascenderá a la admiración, que nos aproximará a a tener la razón pero vivimos equivocados, consumiendo, no creando nada nuevo, ¿Qué pasará cuando ya no quede nada? - Será acaso la clamada redención. Volveremos a la animalidad a rezar por los volcanes y los rayos, a creer en que un meteorito es sagrado y después de bien pensado, es cierto, la única amenaza aquí es la del pensamiento.
J. Ordúz dice: Calentamiento Global, epidemias, descontento y hambrunas, ¿A qué aspirar?
Charlie dice: El hato se ha dispersado, cada vez queda menos en quien confiar, el beso de judas te atraviesa de mejilla a mejilla.
Alejandro dice: Yo aspiro a un suicidio callado, casi espontáneo, casi que pasado por alto, pero primero vomitaré estas letras.
J. Ordúz dice: Pagaremos por haber pensado o hecho esto o lo otro, por haber precisado que el mundo soporta nuestros padecimientos, el mundo hecho de muertos y nosotros inventando algo para que no veamos abajo, todo es introspección, desacato, ilusión ¿Habrá un mundo real?
Charlie dice: Es engaño hasta el amor, lo real es el dolor.
Alejandro dice: La nada es real.
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