Por Nick Urbano "Comité Experimental CoEx"
Frente a un Juez admití que falsifiqué el Diploma para poder ser un Profesor, admití también que a varias alumnas les enseñé a besar, sin manoseo, sin premeditación y sin malicia, pues yo era virgen. Me condenó a una año de prisión acusado de falsificador y pedófilo.
La clase era aburrida, los estudiantes solo esperaban recibir su diploma e irse a vagar por el mundo, a mi me asignaron la materia de Pre-historia, pero convencido por la filosofía de Sócrates, comencé a departir la Ciencia de la Creación: el sexo. Insistí en el sexo más seguro de todos: el sexo anal, pero seguro, mientras exista la asepsia y la lubricación.
Las chicas en los baños ensayaban sus besos, los chicos median sus lanzas y competían con chorros seminales. A las chicas sin embargo les vino a dar mucha curiosidad y perdían su virginidad en los más insólitos escenarios: montando bicicleta o practicando la gimnasia extrema. Pero los padres mudos frente al asunto, sentían que la culpa era de ellos al haber ejercido el embarazoso sexo sin cuidado.
Decía uno de los chicos en el ensayo sobre sexualidad que Eva marcó que la mujer fuese infiel porque engaño a Dios y al hombre con la serpiente.
Se acabó el año escolar y los unos recibieron sus diplomas y yo mi condena, hasta allá fueron a verme los chicos confesando que habían preñado a sus novias por equivocar el agujero. Quién los manda a reprobar Geometría y no poder distinguir entre lo de adelante y lo de atrás.
Por suerte salí rápido de prisión por haber apostado en el póquer mi libertad y porque mi novia de turno era Abogada.
Yo no era un peligro para la sociedad, en cambio la sociedad si era un peligro para mí, desistí de todo.
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