Por Irene Valer
La calma solo promete ocio.
La angustia es la verdadera existencia.
Hay hombres que solo nacen para pervertir el desatado caos de fecundidad e intromisión: escupir y eyacular.
Hay mujeres que se conforman con vestir bien y humillar a otras. No leen ni escriben y quieren figurar.
La derrota de todos ellos es tener miedo a morir y no haber hecho lo suficiente.
La derrota es un estado pasional del alma, pero se controla hoy con dinero y promesas.
El petróleo mueve al mundo y para al humano, perjudica al animal y a la planta, gozan los que van en auto haciendo el mal al ambiente.
No boten la basura en los basureros, más bien tráguense las sobras.
Hay geniales personas que se pierden en medio de la nube planeada por el estado y la naturaleza y no surgen, se dedican a morir a diario.
Y todos tienen esperanza de salvarse de poder morir en una cama y no en la trinchera planeada por la Ley.
Se inmortalizan en criaturas inocentes traídas al mundo pero se inmolan al tratar de que sus criaturas sean mejores y tengan la posibilidad de hacer otras cosas... la historia se repetirá.
Por eso es bueno el Nadaísmo, por ofrecer la perdición como alternativa para que haya una esperanza, morir para resucitar, esgrimir la pluma antes que el arma...
Basta ya de sufrir, todo ese invento no es nuestro, al final sea el morir o la esperanza de vivir nos valdrá el aplauso del público que a la postre no significa nada.
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