Por Emilio Suárez
"... Los enemigos de mis enemigos pueden ser mis amigos..."
El Alexis termina por los suelos, pero apelamos a ayudar a la dama, nuestro amigo esta perdido y conoce el polvo de todas formas... Lo que no sabíamos era que él y la chica que ese día se estrellaron así caminando no más, se siguieron viendo a escondidas, y para mimetizar su romance fingían encuentros en las esquinas e igual se chocaban cuando iban tan distraídos como enamorados. Pero la realidad nos entretiene y deliberadamente nos distrae mientras por encima nuestro pasa el tiempo y ya es tarde para todo. Fue así como Alexis fundo una especie de Club de la Pelea entre amantes que no solo jugaban al amor con caricias, besos y promesas, sino que de vez en cuando una cachetada, un rasguño, una bofetada, un jalón de pelo o lo máximo durante el ejercicio del sexo un profundo penetrar. En el maro y la guerra todo es válido, dicen los que no aman.
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