Por María Alejandra Erazo Vega
Mientras Colombia se prepara para mirar como su selección de fútbol clasifica a un mundial, y el proceso de paz quiere servir de trampolín para la reelección presidencial, y los índices de accidentes provocados por el alcohol se incrementan y los honorables senadores celebran su prima, todo se parece más y más a un caos. Estoy a punto de emprender un viaje, según me anuncian mi destino es un lugar que no se compara con el lugar de donde procedo, por lo menos hay seguridad, respeto y honor. ¡Valgáme Dios! Mi patria, mi gente bella encara el desastre con orgullo, no importa que aún persista el racismo disfrazado de colores políticos y con facha de hincha de equipo de fútbol, no importa que a otros les paguen más por hacer menos. Y que el sumo pontífice declare con humildad que la pobreza es mejor. Yo no sé si mañana dirán acá que se logro la paz así los muertos sigan, que se logró un salario mínimo justo, mientras el precio de la gasolina sigue subiendo o que se clasifico al mundial 2014 pero que la selección no gusta, todo es ficción y lo lamentable que aún no escuchamos los lamentos de los niños que en uso de razón nos están diciendo a razón de critica y reclamo que esto es un infierno.
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