Por Charlie Brown
Al parecer las cosas son como son y por más que llores, te revuelques, o te digas rebelde nunca cambiarán. Por eso la vida parece un azar que se da entre oportunidad y tiempo; por eso es que en metafísica todo está en el más allá y lo que se diga de este lado carece de objetividad.
Hoy me encuentro a mi viejo amigo Emilio y cuando nos ponemos a hablar, coincidimos que gastamos valioso tiempo estimando muchas cosas que finalmente no sucedieron y que pese a nuestra precaución y osadía algunas otras cosas se fueron sucediendo y nos pusieron en nuestro lugar.
Quizá fue ese exagerado miedo que tuvimos porque oímos demasiado, o fue ese conocimiento alterno el que condujo el temor a nuestros corazones. Quizá existe algo de arrepentimiento en no haber aprovechado más, en haber sido más elocuentes y disfrutar de las cosas que teníamos.
Hoy viendo crecer a nuevas generaciones me gana la nostalgia de qué clase de tiempos se perdieron y cuando los veo escoger un juego o aplicación de sus artefactos electrónicos a el disfrute de la realidad me digo que ahora el vivir es figurativo y se aparta de ese disfrute pleno del amor, de la fantasía, de la soledad a veces y de la compañía otras.
Quizá venga siendo tiempo de ganarnos el cielo.
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