Kely, Brandy, Alejandro
Me gusta ese grito tuyo resignado a que te posea, a que te domine sexualmente, y cope tu cueva lubrica y mi miembro y mi deseo siga creciendo dentro de ti. Enhebras de forma magistral mi sexo, eres esa aguja y yo el hilo y voy y vengo sin la posibilidad de abandonar, ya mi mente a volado a imaginarte ojalá hubiese ese espejo para notar tu rostro sonrojado y ansioso, pidiendo: más, más y más. Mientras te dedicas a que se colme toda erección palmo a palmo, y cambias de pose y te aseguras de mostrar que ansias cada profundidad, y entonces lanzas un sí desquiciado, un suspiro como si en tus entrañas algo hubiese explotado, y es cierto porque se torna el acto más rápido, más fácil, más ideal, y es cuando desde el fondo de mi alma se escapa un escupitajo a tiempo que me retiro extasiado con un palpitar continuado y un orgasmo en marcha que trato de memorizar, tu te me echas encima intentando adivinar que tanto placer puede exterminarme o inmortalizarme entre tus caderas.
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