Por Alejandro
Hacemos un amor escaso y tierno, así sin sofocarnos, sin tener un ideal, sin sensación ni miedo, solo teniendo ganas el uno del otro.
Uno se atreve a conquistar lo ajeno como un pirata del destino, pero a saber que lo prohibido esta protegido por una inocua dosis de vergüenza, luego quizá que ser atrevido te de licencia a descubrir que allí esta todo el tiempo lo apetecido, lo que secunda, y solo es tomarlo, pues antes las mujeres se dejaban hacer, y ya hoy hay que adquirir algún derecho y hasta pagar para tomar y poseer. Pero lo cierto es que el deseo subsiste como un anhelo que tarde o temprano despertará, luego sera natural el hecho de vivir, para amar u odiar y morir y desaparecer para siempre. Pero todo es recuerdo y cuenta nueva a la vez. Una entrada y una salida y solo queda tanta perseverancia que se hizo por dejar la marca y esperar después.