Por XervanteX
La vida es la metáfora más crucial.
Nacemos ya sentenciados y nuestro destino espera para cobrarnos el resto.
El final con el que todos soñamos carece de dolor, es pleno y mágico, quizá todas las noches nos preparemos para ello al irnos a dormir, al permanecer en silencio pensando.
Quizá meditar sea otra manera de alentarnos a decaer y estar en la tranquilidad absoluta.
Pero la vida se configura entre culpas y dones, entre genética y naturaleza y no disponemos de otro camino, estamos tentados a la evolución marginal a la potestad de la ocurrencia y al conocimiento que al parecer nos aleja de nosotros mismos y nos hace insignificantes.
Apostamos al tiempo y es el tiempo el que al final nos fulmina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario