Por Charlie
Acúsame Señor porque he pecado.
Y el día, mejor; la noche de aquel día cuando había prometido dejar de masturbarme aparece ella curtida en una falda corta y con unas piernas largas y blancas como fideos napolitanos, dígame usted si esa escena no le trastorna, y entonces no pude comenzar mi dieta.
Desde que conocí al César alias El Emperador mi vida se transformo y hasta ahora no se a ciencia cierta si fue para bien o para mal.
Y fue nuestro amigo el Tapita que llegó con su redención filosófica a ponernos al entendimiento de una fatal realidad: éramos feos y lo único que nos iba a hacer diferentes de los otros(los bellos) era el conocimiento (y el dinero).
Quizá sea el universo el que conspira para que seamos así ni buenos ni malos. Para que disparemos y del chispero no matemos ni una mosca, para que deseemos suicidarnos y las armas se averíen, para que no tengamos suerte ni en el juego ni en el amor. Yo qué se lo que a usted le interese. Lo cierto es que a mi se me hace fácil confesar que tratamos de vivir lo más honoríficamente que pudimos y aspiro a que en la vejez pueda sino leer esto por lo menos acordarme de las aventuras que emprendimos cuando jóvenes aspiramos a resplandecer un poco más que todos los demás.
Así se escribe mi historia:
No hay comentarios:
Publicar un comentario