Por Charlie
Se fueron los demás el César se quedó, el carnaval había acabado por ese año, el sol le dio en la sien y fue fatal a su vicio de existir, hubiese escapado de haber podido, renegó de la vida y de la muerte y de todo espanto:
"No se la causa, lo presente es que estoy vivo,
y sigo en este mundo, será sueño o realidad,
o mejor será que alguien maquino la verdad,
yo mejor huyo, pero temo morir para siempre".
El César fue un hombre malo que se redimió cuando descubrió que su prójimo sufría, no era raro verlo comprándole ropa a una Prostituta, o en un restaurante con niños de la calle o simplemente rescatando a una paloma del nutrido tráfico...
Ese día ni siquiera se acordó que su auto estaba perdido en la ciudad (no recordaba en qué sitio lo había dejado), quemó la colchoneta llena de pulgas, piojos, óvulos y espermatozoides y se fue por entre la multitud seguro de que había hecho algo por esos hombres y mujeres: no les había acolitado el vicio del licor, y por ese efecto mismo la Policía tenía menos reportes de peleas, menos violencia familiar, menos casos de violaciones, y si en cambio ese día el César fue arrestado por incendiar una colchoneta en plena plaza central y allá en una celda volvimos a encontrarnos los cinco amigos inocentes de todo cargo penal pero culpables de un solo delito: e-x-i-s-t-i-r.
Si todo sucede como ha de ser, nos volveremos a ver amigos.
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