Por Los InDomaBleS
En memoria de los caídos...
Un tipo humilde y de sonrisa indulgente. De paciencia eterna, introvertido, de porte poco elegante y de cadencia de figura vino con su prédica de la nada, postulada en medio de una evolución humana que cada vez más se parece a un final. Un profeta a mucho honor colombiano, un tipo que se reía de su figura y hasta se burlaba de su muerte. Uno de los tres que tenía el mérito de llamarse Gonzalo Arango y que hacía de la vida, su vida un milagro. Sin esa idea no hubiésemos llegado a este segundo tiempo y ahora mismo nos viéramos confundidos y obsequiados a una fe disoluta, quizá diezmada en agachar la cabeza y obedecer. Pero ahora tenemos estas letras y estas palabras pacientes, bien articuladas, tesoro de nuestros sueños y pensamientos. Esto es serio, lo único que parece verdad porque lo demás viene siendo solo un espejismo meditado por la astucia de un cerebro máximo. La nada nos ha salvado.
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