viernes, 18 de noviembre de 2016

Porros y Tangos

XervanteX

Nos embriagábamos de sueño
para quebrar la industria licorera,
triste sonaba el tango
la milonga más esperanzadora,
amábamos mujeres adoptadas por
la madre calle que todo enseña.

No sé cuántas veces lloré a Gardel
escuchando - el día que me quieras -
las mujeres no sabían querer
yo no sabía lo que ellas querían.

Pasábamos en blanco noches
en funerarias o en burdeles,
fumando la hierba más verde,
queriendo a la mujer más infiel.

Recogiendo los pasos contados
volvíamos a casa cantando 
creyendo que la vida es un tango
con aires de encanto 
pero la verdad no se la deseo a nadie.
  

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