- Amor, ¿estás dormida? - dice él en medio de la noche
Yo me hago la mártir y me acabo de despertar
"Sí, ¿qué pasa?"
- Me duelen los huevos, bueno el izquierdo no más, ¿crees que sea cáncer? -
"Colócate hielo y veras" le digo sin mostrar sorpresa ni preocupación.
Pienso en que esas son güevonadas y que el cáncer no duele sino hasta el final. Así que sigo durmiendo mientras el pobre raspa el congelador muerto de la vergüenza.
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