Por Alexis
Le concedimos la partida a la vida y nos gano, le apostamos entonces a la nada.
Nos toma por sorpresa el amanecer, los tacos de billar están erguidos sobre la mesa, hemos tomado un descanso...
CÉSAR.- La carambola se hace más difícil con esta trasnochada tenaz...
ALEXIS: Aposté hasta la camisa...
CÉSAR.- Es mejor que dejemos allí estos tipos con quienes jugamos me están dando mala espina...
ALEXIS: Si, el tipo de la chaqueta negra recibió algo del man del bar...
CÉSAR.- Finjamos estar ya ebrios y nos vamos marchando...
Solo recuerdo un viento helado en mi nuca, gritos luego y que todos salían como si hubiesen visto un espanto, pensé que el espanto era yo mismo por la palidez de mis manos, busqué a César pero regresando a mirar atrás él no estaba, afuera tampoco y corrí un poco hasta que tuve apenas fuerzas para levantar la cabeza y enterarme de que estaba solo.
Al César lo vine a encontrar tres día después, en el dispensario con la novedad de que había sido herido por una supuesta "bala perdida" que aún permanecía en su cuerpo y que ningún Médico se atrevía a remover.
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