XervanteX
Aturdido por tu insolencia
de dormir desnuda en apariencia
invitarme a sucumbir en tu belleza
y acceder a ti por mi naturaleza.
Me quede allí observándote
como tu pecho subía y bajaba,
la intemperancia se hizo plena,
mi corazón ya no la aguantaba.
Hasta tus ojeras son divinas,
amo en ti tu melena escondida,
tu sonrisa aplacada por esa duda:
¿Habrá amor mañana?
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