MaLeja
Nos sacudimos las cucarachas de la cabeza y también la caspa.
CHARLIE. - A mi me sangró la herida hasta el día siguiente pero no me morí
PALTA: Es lo malo, aquí se están muriendo los que no se quieren ir...
CÉSAR. Y si fuésemos inmortales... pero solo hay una forma de comprobarlo... (se expone al filo del precipicio)
ALEJA: A ti te pusieron fue cuernos... no alas...
CHARLIE. - Ahhh! mujeres!
PALTA: Yo si he probado de todo, quiero antes de irme decir allá del otro lado que hice lo que me vino en gana, por las buenas y por las malas...
ALEJA: No sean estúpidos, uno a lo mejor se muere una vez y para siempre, además la inmortalidad sería aburrida...
CHARLIE. - En eso si estoy de acuerdo, imagínate un matrimonio que durará para siempre... una tortura...
PALTA: Las únicas que creen que todo dura son las mujeres allí se engañan y luego compran belleza en cremas...
ALEJA: Ya faltaba el torpe machista...
CÉSAR. Jódanse todos (se somete al vacío, pero milagrosamente rueda un poco y se detiene en una entrada)
Todos miran como César reaparece como resucitado con una gorda billetera que se encontró en el precipicio, en el mismo sitio donde los malos van a tirar a sus víctimas. La idea es que nadie quiere existir para siempre ya que la realidad es tan tenaz y hay que aprender a pensar que a la vuelta de la esquina puede terminar o comenzar algo.
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