Por Aely Benavides
¡Yo te quise como se quiere algo!
Pero luego se le deja abandonado
en un cajón exento de la culpa
de ser o valer ya como antes.
Y se gasta la vida buscando
eso que llaman felicidad
o bien es eternidad o bien
es que no existe nada ya.
Pagué el precio por tu abandono
hoy persisto en encontrarte
aunque no sepa en dónde estás
escribo para llegar hasta ti.