Por MALEV
En diferentes ocasiones he sido ofendida y si bien soporto con valentía el descrédito de los hombres cuando por su condición exhiben sus teorías machistas, el acto más soberbio y ofensivo ha sido de parte de una mujer. Yo sé que una se viste y se curte de vanidad para no pasar desapercibida, pero creo ninguna tolera que se hable a sus espaldas, ni se permita sonsacar las maneras de una. Eso fue lo que paso con una atrevida que de seguro se sintió amenazada por mi presencia, y entonces si inflo el buche para hablar mal refiriéndose a mi porte, será que mi forma de vestir y mi maquillaje suelen revelar mucho o poco mi personalidad; pero como alguien dijo: "yo visto como pienso" y es que una como mujer madre se lleva por delante a las que apenas andan aprendiendo lo que se siente "parir", es como en una piscina competir con las que si apenas saben nadar. Hay fieras que heridas son más bravas, y mi respuesta frente a esa ofensa de oír que cuestionaba mis fachas, fue responder con la elemental consigna de ¿quién eres tú para cuestionarme? (u ofenderme). La ofensora se quedo en una pieza como intentando excusarse a destiempo y quizá pensando en tragarse sus palabras y evadir mientras tanto la culpa. A mi hijo siempre le he dicho con descaro para mi género que las mujeres son un problema y él asiente aunque aún no comprende la rivalidad ni el oculto misterio, pero llegará el momento en que quizá pregunte ¿y tú qué vienes entonces siendo?.
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