viernes, 3 de noviembre de 2017

UN METRO DE TELA PARA EL FAKIR

Por Charlie

En mi época de alcohólico me acuerdo de haber aguantado de ira al baño a echar por la borda el alcohol recién bebido y estar a punto de estallar, era un estado eufórico y a punto de estallar luego de una noche de estar solo sin que nadie pregunte el por qué de mi afición y sin a quién importar, me voy a levantar para ir a vaciar litros y litros de orina fermentada por el tiempo, cuando una chiquilla llega y se me lanza hasta caer sentada en mis rodillas y no puedo impedir tampoco que mi serpiente, pene o cosita expulse un chorro de líquido traslúcido que de inmediato me moja el resto de entrañas y que por primera vez se porta así ante una dama que divertida intenta levantarse pero esta más ebria que mi persona. Mis manos le colaboran y en eso le toco su pecho y hasta le detecto que posee un gusto exquisito en el vestir pues su minifalda se ha subido y bien podría decirse que tiene unas piernas fenomenales que uno aspira a saber en dónde es que terminan. Es una lástima que dada mi incontinencia no pueda si no salir huyendo hacia el baño, y sin embargo luego de que resucito de la urgencia encuentro a la damisela esperándome afuera un poco incomoda disculpándose por lo de antes. Ella cree que lo que le humedeció la minifalda fue el trago que se vacío sobre la mesa, ni detecta el olor a orina que trasluce y que me da licencia para decirle muy a prisa que se tome la píldora del día después por si acaso, porque según sé los espermatozoides que no se usan se los libera en la orina y yo llevo una sequía de tres meses sin consumar el acto, de todas maneras si la dama tiene sus hormonas en orden y su vida quizá si hubiese ocurrido la concepción se bien que ese nuevo ser le procurará sacarla de ese vicio, pero yo si estoy perdido. Hip!  

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